En febrero de este año, la dirección regional del Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) de Antofagasta admitió a trámite el millonario proyecto Volta, el cual busca levantar una planta para la producción de amoníaco (NH3) a partir de hidrógeno verde (H2V) en la ciudad de Mejillones, región de Antofagasta. Según se explica en la web oficial del SEIA, el proyecto contará con una capacidad de producción nominal de 620.000 t/año de amoníaco. Para el abastecimiento de energía se pretende habilitar un parque solar fotovoltaico de 600 MW de capacidad nominal. La energía generada será transmitida por una línea de transmisión eléctrica (LTE) de 220 kV que conectará ambas instalaciones. A su vez, se contempla una segunda LTE de 220 kV que conectará la Planta de Hidrógeno Verde y Amoníaco con el Sistema Eléctrico Nacional. El traslado de amoníaco se realizará mediante un ducto desde la Planta H2V/NH3 hasta la zona portuaria de Mejillones, y, adicionalmente, se habilitará una zona de carga de camiones desde la Planta H2V/NH3. Para sus procesos, el proyecto utilizará agua proveniente de alguna de las plantas desalinizadoras de la zona y aguas servidas tratadas procedentes de los poblados cercanos.
Desde el gobierno y diversos sectores empresariales se describe al hidrógeno verde como una solución para el proceso de descarbonización nacional y mundial, afirmación que oculta los profundos daños ambientales y sociales que se estarían ocasionando.
Es esa línea, los habitantes de la comunidad de Hornitos, localidad ubicada en la segunda región de Chile, a 90 km al norte de la ciudad de Antofagasta y a 33 km de Mejillones, pertenecientes al pueblo Chango, denuncian que no se les ha considerado en el área de influencia de este proyecto y que, por lo tanto, no han podido participar del proceso de consulta indígena.
El equipo de Fundación Tantí se trasladó a caleta Hornitos para conocer más de cerca la situación y pudimos conversar con el consejero regional Chango y habitante de la zona, Marcelo Silva.
Tantí: Primero, si se puede presentar y contarnos ¿qué es lo que está pasando en el territorio?.
Marcelo: Soy Marcelo Silva, habito en la caleta Hornito, soy consejero regional Chango. La problemática principal que tenemos es la amenaza del famoso hidrógeno verde y la poca participación indígena que se da a estos proyectos, que ellos los hacen separados. Entonces nosotros ya confundidos, terminamos confundiéndonos más con todos estos procesos que ellos hacen y que, más encima, vienen a través de consultoras.
Voy a centrarme en Mejillones, donde la contaminación o el impacto que producen estas industrias se mide básicamente en tierra y no en mar. Y es ahí donde nos dejan afuera, sobre todo al pueblo Chango o a pescadores que realmente tienen años habitando el borde costero y ellos los mezclan o utilizan a los sindicatos para que ellos decidan por nosotros.
Tantí: Y de este proyecto en particular, ¿cómo fue que se enteraron? ¿Qué es lo que ustedes saben?
Marcelo: A través de las redes sociales y de la lucha que tenemos nosotros constante acá, por ser pueblo originario que resguarda el borde costero. Entonces a nosotros nos afecta todo esto que está sucediendo acá a nivel regional.
Tantí: ¿Cómo explicarían ustedes la amenaza o el impacto que tendría el aumento de uso de agua desalinizada?
Marcelo: Como nos dice una amiga, una profesional que nos ayuda, dice que no hay políticas desaladoras, así que, por ende, acá es como que hacen y deshacen donde quieren. Y las desaladoras siempre se las está midiendo por la sal que generan, pero no se las mide por lo que absorben, por el agua, por la cantidad de agua y de biodiversidad que nos lleva ahí en ese puro proceso.
Tantí: ¿Y cómo han observado ustedes en su territorio, en su práctica de vivir del mar, la afectación que han provocado los proyectos que existen antes del hidrógeno verde?
Marcelo: Bueno, si bien no tenemos tanta pérdida de algunos recursos, sí cuesta más ahora la extracción (de productos del mar), ya sea porque uno tiene que moverse más distancia o más profundo. Y en ese sentido, hemos visto cambios. Por ejemplo, lo que teníamos más a la mano, o durante todo el año, que eran las jaibas, si bien están, hoy en día se encuentran a mayor profundidad. Y están en mayor profundidad porque ellas huyen, escapan de algo, hay algo en el sistema, en el agua, que no las deja ya orillarse. Hace cinco o seis años atrás la gente las sacaba prácticamente amontonadas, ahora uno no ve tanta merma, pero ve esa distancia, y de hecho ya no se saca (jaiba) porque está muy profundo y eso igual lo dificulta. Y los otros mariscos ya se extinguieron, porque uno ve las piedras “peladas”, es como que cayó ácido, no sé, porque no crece ni musgo, ni güiro, ni nada.
Tantí: Nos contaba que ésta es una zona saturada y que acá se habla mucho del tema de la transición energética, pero que no es tan así para ustedes.
Marcelo: Si, ellos dicen que con eso aportan al cambio climático (mitigación), al parar la quema de carbón. Bueno, que se disfracen que están en “cambio” igual les funciona, pero ahí me detengo, porque ellos hablan de un cambio, pero sin embargo levantan la alfombra y esconden todo lo que dejaron: el impacto, la gente, la salud, la contaminación. Entonces es fácil, decir que ahora me pongo bueno, me visto de verde o no sé.
Tantí: Sabemos que ustedes además tienen un problema con el acceso a la energía.
Marcelo: En el caso de las termoeléctricas eso ha sido por años. Desde que nacieron nunca fueron empáticas con las comunidades. Si bien los eslogans suenan bonito, pero en la práctica eso no funciona. En Mejillones me parece que estamos rodeados de siete o nueve termoeléctricas y jamás nos han dado energía. Nosotros hasta el día de hoy sufrimos de oscuridad eterna y entonces hablan ellos de ser o querer ser la “capital de la energía”, pero tienen a las caletas a oscuras, no tan solo Hornitos, hacia el lado sur, Angamos, Punta Cuarteles, esas caletas igual las tienen a oscuras. Y eso que estamos a un paso de la “capital de la energía”.
Tantí: Y, para la gente que quizás no sabe tanto de que se trata este proyecto, o piensa que el hidrógeno verde es una solución sustentable: ¿Cómo explicarías el problema que tienen en el territorio?.
Marcelo: Claro, es que el slogan es bonito: Hidrógeno Verde. Pero verde para los países desarrollados, no para nosotros, porque nos vuelven a pisotear, nos vuelven a dejar todo sucio, contaminado y lo verde se lo llevan ellos. A nosotros nos dejan divididos, fragmentados, sin recursos, ninguneados. Eso es lo que nos sucede con todos estos cambios. Y la gente igual no toma conciencia, sobre todo nuestro pueblo, porque nos engañan, nos presionan, nos segregan.
La intención de instalar la planta de amoníaco e hidrógeno verde en Mejillones, a pesar de ser promovida como una solución para la descarbonización, ha generado una fuerte oposición entre sus habitantes, especialmente entre los miembros del pueblo Chango. Las preocupaciones por la falta de participación efectiva y el impacto ambiental y social del proyecto son prominentes.
La comunidad hace un llamado urgente a la presentación de Observaciones Ciudadanas en el sitio web del Servicio Nacional de Evaluación Ambiental, el plazo finaliza este viernes 07 de junio. La falta de consulta a los pueblos indígenas en estos procesos ponen en evidencia la poca transparencia e inclusión en la toma de decisiones que afectan directamente a las comunidades locales y su entorno.
*Referencias: